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lunes, 4 de junio de 2012

"Pinocho es una niña de verdad" de José Antonio Soto Vences


Ella tenía tan solo 9 años de edad, jugaba cual criatura indefensa en los parques aledaños de su hogar, le gustaba cantar, bailar y comer todo lo que podía encontrar, sus padres no se preocupaban acerca de su alimentación ya que eran naturistas, una pareja perfecta de los años 80’s les gustaba vestir casual pero con un toque de la naturaleza, nunca faltaban flores en su casa, comida, la que consideraban sana para su organismo, tenían una vaca en su jardín, se llamaba “Debi” era la mejor amiga de Gin;
Todo cambió un día en que Debi no dio leche…
Las 7:00 a.m. Gin se levantaba como todas las mañanas, saludaba a las plantas, a los pajaritos de su ventana, y por supuesto a Debi, su mejor amiga, su nana Lilí la quería mucho y la consentía con todo lo que ella demandaba, ese día pidió su desayuno preferido, una malteada de galleta de chocolate, y un hot cake, claro todo esto bajo en grasas y con menjurjes naturales, pero al momento de que Lilí intento obtener leche de Debi, algo raro sucedió…
-¡Señores! ¡Señores!
Se escuchaba por todo el vecindario;
Era Lilí y su angustiada voz, 
-¿Qué sucede Lilí?
Preguntaron los papás,
-Debi… Leche… Agua…
-Tranquila, que no te entendemos, ¿pasó algo con Gin?
-¡No!
Contestó Lilí señalando a la vaca.
-Debi tiene una señal
-¿Una señal?
Todos se dirigieron al jardín en donde se encontraba Debi, pasando por Gin, que se encontraba comiendo tranquilamente.
Al salir, notaron la señal…
-No le podemos decir a Gin.
-Señores ¿qué hacemos? no la podemos dejar así.
Pensaban en conjunto mientras veían a Gin a través de la ventana.
-¿Papás está todo bien?
Preguntó ella tan educada como siempre
-Sí, en un momento vamos contigo.
-Hay que tirarla
-¿Cómo crees tirarla?, ni que fuera cualquier vaca, es Debi, recuérdalo.
-Perdón señor, la angustia invade mi organismo y no me deja pensar.
-Ya sé
Dijo la madre que hasta ese momento externó su opinión.
-Tú
Señaló a Lilí
-Te quedarás esta semana aquí, mientras nosotros llevamos a Gin a “un paseo” por las montañas, cerca de el mar.
-Claro señora pero ¿qué debo hacer con la vaca?
-Tú sabrás el momento de cumplir con lo establecido en el contrato.
El señor dio la vuelta entrando hacia su pequeña
-¿Pasa algo papá, escuche murmullos cerca de mi amiga la vaca?
-Nada grave hija, de lo contrario, estábamos hablando acerca del viaje de cumpleaños que te prometimos,
-¿En verdad? pero aún faltan 2 semanas para mi cumpleaños pa’,
-Decidimos adelantarlo, por el regreso de tu tía,
-¿Y a dónde me llevarán?
-Al mar
-¿En serio?
-Te lo prometo, partimos esta misma noche, así que ve a empacar.
-Si
La niña salió como un rayo del desayunador hacia su dormitorio.
-Bueno ya no tiene la atención de la vaca
-Yo la llevo después de su partida señor.
-Si, ten mucho cuidado.
El día para Gin pasó volando, mientras ella empacaba sus dulces, juguetes preferidos, vestidos, y traje de baño por supuesto, sus padres preparaban todo para su salida, compraron boletos del ferrocarril, y la reservación de su llegada.
Las 12:00 p.m. y abordaron el ferrocarril; Ya en sus asientos Gin pregunto a sus papás…
-¿Qué es la señal?
-Perdón hija, ¿qué decías?
-La señal papá, los escuché hablando de eso con Lilí.
-Es, es…
-Lo que tu papá quiere decir es que vimos una señal para tu cumpleaños.
-¿Cómo?
-Si hija tu mamá se refiere a que tienes que encontrar esa señal de cumpleaños.
-¿Y en dónde la encuentro?
-A pues eso lo tienes que averiguar tú…
Los padres pensaron que habían salido de aquel tan incomodo momento, pero en realidad lo que sucedió fue que lograron establecer en la mente de aquella niña, la idea de que existe una señal la cual de no encontrarla el festejo de su cumpleaños no tendría significado.
Durante el viaje los padres, como cualquier par de papás, tomaron una siesta, mientras que la niña no dejaba de pensar el porque de la señal, si la vaca tendría algo que ver, Lilí…
Se quedó dormida pegada al vidrio de la habitación del ferrocarril;
Sus padres la despertaron, ya que habían llegado a su destino, bajaron, y sintieron la brisa del mar, el tacto de los rayos del sol, el olor de la arena, la temperatura de el viento, era un sueño hecho realidad, al dirigirse al hotel pasaron por una laguna, y Gin la vio…
Fueron como 3 segundos, ella juraba haber visto a Debi dentro de la laguna, insistía a sus padres que fueran para recogerla, ellos negaban de su existencia en ese lugar, y siguieron con su camino;
El hotel no estaba lejos de la laguna, 10 minutos bastaban para llegar de un lugar a otro; Se instalaron y tomaron una ducha, ya casi era hora de cenar, reservaron en la terraza del lugar, Gin tomó el asiento más cerca de el precipicio, para poder alcanzar a ver la laguna, entre bocado y bocado, no podía dejar de voltear, casi hasta darse por vencida logró identificar 2 tonos de entre la luz de la luna y el reflejo del agua, se convenció de que era Debi, pero no diría nada a sus padres ya que, por segunda vez no le harían caso, terminaron de cenar, y fueron a dormir, 20 minutos después de arroparse salió en busca de lo que ella pensaba “La señal”…
Ningún empleado logró ver a la niña de 9 años, parecía un ninja en plena selva, se camuflajeaba tan naturalmente como sin intensión, salió del lugar, caminó 15 minutos con una escala para hacer pipí, y, llegó.
Al principio pensó que Lilí estaba ahí esperándola para la gran sorpresa, no fue así, volteo y al darse cuenta de que estaba completamente sola, dudó sobre su teoría de la señal y su vaca en el agua, se dio vuelta casi a tientas para no caer en el lago, y escuchó un estruendo que venía de lo profundo, casi como un: “Muuuh”.
Pensó: “¡Debi!” 
Al instante que volteo, se vio envuelta en una especie de lengua gigante, húmeda y áspera, con olor a pescado, y temperatura un tanto agradable, no fue sino hasta las 2 horas cuando entró en si de nuevo, no sabía que le había golpeado, gritaba:
-¡Debi!, ¡Lilí!, ¡Mamá!…
Pero nadie respondió, más sin embargo volvió a escuchar ese ¡Muuh! que provenía de más cerca, se levantó, y camino hacia el sonido, cada vez era más fuerte, y más fuerte, tropezó con un objeto de madera y cayó…
De lo alto un pequeño agujero dejaba asomar una línea de luz, que daba exactamente a un espejo, lo levantó, y antes de quitarle su atención escuchó por última vez ese sonido de vaca-gigante, Pregunto…
-¿Quién eres?
-Muuh
-¿Debi?
-¿Quién es Debi?
Le contestaron.
-Tú
-¿Yo? yo no soy Debi
-Entonces ¿Quién eres y dónde estoy?
-Soy una ballena, vivo en el lago debajo de las montañas ¿Tú, quién eres y porqué estás aquí?
-Soy Gin, tengo 9, y estoy buscando a mi vaca Debi, ella es la señal para mi cumpleaños, necesito encontrarla, sin ella nada tendrá sentido…
-Niña nada aquí tiene sentido, las vacas no nadan, y yo no estoy hablando contigo, te voy a comer…
-¿Qué? espera.
Suplicó la niña que no sabía que estaba pasando.
-¿Comerme? ¿Qué te he echo?
-Eso es lo que yo te pregunto, ¿qué me haz echo?…
El agujero por el cual dejaba asomar una línea de luz, se cerro, un sonido de fierros pegándose entre si dejaban sordo a cuanto estuviera ahí, los lamentos de una ballena hambrienta y enojada en un lago se escuchaban a kilómetros, ella gritaba por su vaca, pero Debi nunca llegó, antes de que todo se inundara la Ballena le dijo a Gin…
-No vuelvas a pintar a tu vaca, o te las verás conmigo.
Todo quedo oscuro, se escucho un golpe demasiado fuerte, el cual hizo a Gin despertarse de su profundo sueño en el ferrocarril, sus padres preguntaron que si estaba bien, ella asintió con la cabeza, sin saber que sucedía, se escuchó una voz, tratando de calmar al público, Los papás se asomaron por la ventana y gritaron ¡Ballena!… Gin volteó y vio a esa ballena de su sueño, corrió, y corrió, pero el pasillo cada vez se hacia más y más grande hasta que la alcanzo y se escuchó… ¡Muuuh!
-Muuh, Muuh, Muuh
Gin abrió los ojos ya que ese sonido no cesaba, trató de enfocar a lo que estaba frente a ella, y era la ballena… perdón, su vaca la esperaba a sus pies de la cama, Gin exaltada saltó de alegría a abrazar a la vaca, diciéndole que jamás la pintaría ya que una ballena se la comería, feliz por saber que no había sido comida por esa ballena, recordó que era su cumpleaños y sus papás tendrían una sorpresa, bajó las escaleras, buscó a sus papás, y en el jardín yacía su añorada sorpresa, salió y gritó ¡Noooooooooooo!, los padres contrataron un show del mar, y si ahí estaba la ballena, en botarga, pero Gin jamás pudo recuperarse de ese episodio infantil…
Ahora Gin creció, pero teme por esa ballena que amenazó con cuidar la piel de esa vaca indefensa y comerse a Gin en una sándwich.


Fin.

NombreJosé Antonio Soto Vences
Emailpepe.pitt.zahoms@live.com.mx

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