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lunes, 14 de mayo de 2012

Mariposas Juguetonas


La conocí en ese pequeño parque que realmente era todo mi pueblo, digo esto porque si te sentabas en la mitad de este mirando hacia el norte verías la imponente iglesia del pueblo, no era tan imponente que digamos, debido a que no era ni grande ni hermosa, era imponente porque era la única iglesia del pueblo y esto hacia que su única torre y sus paredes de ladrillo se vieran tan hermosas porque era lo único que conocíamos, cuando realmente conoces una sola iglesia, crees que es hermosa porque no hay más puntos de comparación, por esto a veces pienso que la belleza es necesariamente una comparación, todos seriamos hermosos si fuéramos la única persona en el planeta pero empezamos a ser feos cuando hay más gente entre nosotros, que lastimosamente es más bella, (boberías las que pienso cuando acompaño a mi abuelo los domingos al cementerio), les estaba hablando de mi parque o de mi pueblo como lo prefieran llamar. Si miras hacia un lado sentado en el centro encontrarás la alcaldía , si volteas la cabeza la cárcel y si te das vuelta el cementerio que está al lado del hospital, en los paseos con mi abuelo me pongo a pensar que los que construyeron este pueblo eran muy inteligentes por haber puesto estas edificaciones una al lado la otra. Ya que les hablo de mi pueblo tengo que hablarles de la única casa que conozco que es la casa de mi abuelo, esta queda al lado de la iglesia, en una pequeña calle, todas las demás casas cayeron mucho antes que yo naciera debido a que nadie habitaba en ellas.
Mi pueblo es un pueblo muy raro, los únicos que habitan en el, somos mi abuelo, esa chica que conocí en el parque y yo, aunque habitar no es un término que este muy bien usado, lo que pasa es que nosotros tres somos los únicos que estamos fuera de esos cinco edificios que rodean al parque. El resto de la gente habita dentro de los edificios que rodean el parque, dependiendo las necesidades que tengan, cuando tienen ansias de poder habitan la alcaldía y como de estas ansias nunca se saca nada bueno, tienen que pedir perdón para la salvación de sus almas, cuando sienten esto van a habitar la iglesia y cuando allí han logrado salvar sus almas de una eternidad de sufrimiento van a habitar la cárcel porque tienen que purgar por sus errores para que su imagen no quede manchada. Cuando ya han pagado su pena y su imagen queda limpia van a habitar el hospital porque la vida en la prisión no es nada fácil ni para el cuerpo, ni para la mente, después del hospital van directo al cementerio, porque el hospital de mi pueblo es el único hospital del cual no ha salido nunca una persona viva, todos salen derecho al cementerio y cuando ya han descansado lo suficiente se desentierran y vuelven a iniciar el ciclo. Por eso mi pueblo es tan raro, supongo que este debe ser el único pueblo donde toda la vida del hombre esta resumida a simples edificaciones, y donde un hombre puede ser cuantas cosas se le plazca: Alcalde, doctor, enfermo, carcelero, preso, difunto, enterrador, pecador y hasta cura. Excepto una cosa no pueden ser estos hombres, ellos no pueden ser dolientes y ahí es donde entramos mi abuelo y yo, él es el doliente de un pueblo de muertos como siempre ha sido anciano, siempre hay alguien que acompaña a los abuelos y ese soy yo.
Algunas veces los domingos pienso que yo no conozco ningún otro pueblo por tanto ¿Cómo puedo saber que este es el único pueblo donde todos los días es domingo, donde solo hay cinco edificios, donde hay un joven y un abuelo que van todos los domingos a visitar a los muertos?, que tal si este pueblo no sea tan raro como pienso, si no simplemente sea igual que todos los pueblos de esta gran tierra, incluso quien quita que no exista ningún otro pueblo, por tanto seriamos la regla y no la excepción, pero como saben esto son boberías que pienso cuando acompaño a mi abuelo los domingos al cementerio. 
Ya dejando a un lado mi pueblo, les hablare de lo que realmente quería hablarles, que es esa bella joven que conocí un día en el parque, en un recorrido habitual que hacía con mi abuelo. No les puedo decir si la conocí el domingo pasado, o el antepasado, porque realmente no lo sé, en mi tiempo parece que el tiempo no pasara porque todos los días son absolutamente iguales parece como si alguien hubiera hecho un solo molde para los días y eso es lo que estoy viviendo ese maldito molde día tras día, la única razón por la que se que los días pasan es por la hermosa piel blanca de esa chica, esa piel es el único lugar donde se ve que los minutos, las horas, los días y los años van pasando porque el pasar de los días la van acabando poco a poco, pero ella saca esa fuerza que lleva dentro y hace que ese paso de los días la vuelva más bella, al darle un toque de experiencia propia el paso de los años. Ella siempre esta quieta entre los árboles, siempre con esa expresión fija en todo su cuerpo, una mirada helada como el frio material del que está hecha, su postura firme la cual le da un toque de absoluta seguridad y esa dirección de la cabeza, la cual hace pensar que mira fijamente al cielo para descubrir todos los secretos que este esconde. Todo esto hace pensar que esta joven es absolutamente fría y está totalmente concentrada en sus pensamientos pero hay algo en ella que no cuadra y es esa sonrisa, es una sonrisa cálida que va dirigida hacia uno, cuando la ví por primera vez sentí como si estuviera hablando con esa ella y la hubiera hecho reír. Esto me recuerda cuando hago reír a mi abuelo con alguno de los cuentos que invento y gracias a esa sonrisa la expresión de su cara toma una juventud impresionante e imagino cómo habría sido el abuelo cuando joven, si esto alguna vez pasó, claro está. Lo mismo genera la sonrisa de esta chica porque le da un tono caluroso a la fría imagen que transmite el resto de su cuerpo, creo que por eso me ha empezado a interesar y a gustar, quiero saber porque sonríe esta bella adolescente. Todos los días la veo e imagino cada día una razón diferente por la cual esta sonriendo, hoy pensé que estaba sonriendo porque antes fue una bella joven, a la cual una noche su novio transformo en estatua pero antes de esto, él le había dicho que la amaba y por eso ella estaba sonriendo, a veces pienso que si los ojos son la ventana del alma, la sonrisa es la ventana del corazón, observándola bien lo único que he logrado descubrir es que se llama: ¨Felicidad¨.
Hoy ya no pienso porque sonríe de esa bella forma, hoy pienso ¿Por qué se habrá ido?, ¿Qué habrá pasado con ella?, ¿Dónde estará?, hoy pase como de costumbre con mi abuelo y ella ya no estaba, la angustia y la tristeza me absorben porque quiero saber de ella, pero no ha dejado ni un solo rastro que me diga donde podría estar, o que podría estar haciendo, pero no ha dejado nada, absolutamente ¡Nada! Ya varios días han pasado y no he sabido nada de ella, los primeros días no pude dormir pensando en lo que le habría pasado, después me fui calmando poco a poco y mi cansancio empezó a vencer a mis angustias, hasta que por fin pude dormir, los días pasaron y con ellos mis recuerdos de ella se fueron yendo, hasta hace pocos días debido a que alguien llamaba a la puerta, lo cual nunca había pasado porque los únicos que habitábamos este pueblo somos mi abuelo y yo , los dos estábamos en la casa al momento en que llamaron. Al oír el ruido de la puerta me apresure a abrirla, pero al abrirla no encontré absolutamente nada, solo un papel que decía:
-Prepárate, vete despidiendo de tu abuelo y de este pueblo porque pronto llegare y ambos descubriremos cosas totalmente nuevas, 
Posdata: Con esta carta te envió algo muy hermoso que he encontrado en este nuevo mundo y me ha fascinado profundamente, se llama mariposa.
Atentamente: Felicidad
Al leer la carta, una alegría inmensa se apodero de mi cuerpo porque la carta era de ella, de la estatua que tanto había extrañado que sin darme cuenta tanto había querido, pero así es el amor pasa cuando no te das cuenta , con la carta encontré una especie de palito pegado a 2 papeles gigantescos de colores, los cuales eran muy hermosos, los días han pasado y hasta hoy no ha vuelto a ver señal de ella , tun tun tun, otra vez la puerta está sonando , ¿sera ella?.
El joven ilusionado de que fuera ella, la bella estatua de la cual se había enamorado, salió corriendo hacia la puerta y la abrió, enfrente de él encontró una señora ya de edad con el pelo un poco blanco y la piel un poco arrugada, la miro fijamente de pies a cabeza una y otra vez, hasta que vio su sonrisa y se dio cuenta que era ella, no había duda alguna, su boca seguía teniendo esa misma expresión de calidez la cual el joven había contemplado día a día y la cual había grabado tan perfectamente en sus recuerdos, pero esta expresión se vio turbada porque sus labios se abrieron y dijeron :
-Sigueme
-¿A dónde quieres que vaya?, respondió el joven
Ella se quedo callada y simplemente agarro al joven por la mano, hecho esto los dos salieron a correr y la puerta, el abuelo, el parque y el pueblo fueron quedando atrás, tan atrás que cuando él voltio para mirarlos ya no estaban, solo veía una gran llanura que se extendía hasta el horizonte , siguieron corriendo por horas , tal vez por días , hasta que un dolor terrible se apodero de sus piernas , el joven pensó que era fruto del cansancio pero cuando miro sus piernas, parecían como de color gris y este color se estaba apoderando de todo su cuerpo hasta que por fin se convirtió en una estatua, la cual estaba en la mitad de un parque lleno de arboles y de gente que cruzaba de un lado para otro, él no sabía quién era toda esa gente que iba de un lado a otro hasta que por fin vio la cara de alguien conocido, era la muchacha de la hermosa sonrisa, la cual lo había traído hasta acá, ella se acercaba hacia él, cuando estuvo al lado suyo abrió sus hermosos labios que lo habían fascinado desde la primera vez que los vio y dijo:”
-Lástima que te hallas convertido en estatua, en este pueblo tan diferente al tuyo, ojala algún día encuentres la forma de escapar y no te preocupes cuanto tiempo te demores, yo estaré esperándote por ahora diviértete mirando ese par de mariposas juguetonas. La joven levanto la mano y señalo una dirección, luego se acerco mas al joven, le dio un beso y solo dijo: Chao. 
Él no se podía mover, ni decir palabra alguna porque era una estatua lo único que pudo hacer fue mirar hacia donde ella había señalado y ver a un par de cosas a las que ella llamaba “mariposas’’ revolotear por todos lados y pensar que tal vez algún día, ellos dos también revolotearían como un par de mariposas juguetonas. 

Nombrejose miguel pinto lopez
Emailjosepinto2907@hotmail.com

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